La diabetes es una de las enfermedades más prevalentes a nivel mundial y afecta a personas de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores. Esta condición se clasifica en dos tipos principales: la diabetes tipo 1 y la tipo 2. La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune en la que el cuerpo no produce insulina, mientras que la tipo 2, más común, se caracteriza por una resistencia a la insulina o una producción insuficiente de esta hormona esencial para regular los niveles de azúcar en la sangre.
La diabetes es una enfermedad peligrosa porque, si no se controla adecuadamente, puede causar complicaciones graves que afectan prácticamente a todos los órganos del cuerpo. Entre las consecuencias más comunes se encuentran problemas cardíacos, daño renal, pérdida de visión, lesiones en los nervios y un mayor riesgo de infecciones. Estos problemas suelen desarrollarse con el tiempo, lo que resalta la importancia de un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado.